Y DESDE ...
... la más miserable ruina,
cobijo de estos despojos,
aliento una esperanza ladina.
Miro a su ojos,
impenetrables Judas de cristal,
y los veo mentirme.
¡Estúpida valentía la del ignorante!
¡Estúpida ignorancia la del valiente!
Confiada en la dureza del acero,
desconoce la debilidad de un eslabón.